La educación en nuestra localidad empezó
unos pocos años antes del nacimiento de
este pueblo (1910), con la fundación de
lo que ahora es la Escuela Nº 31"Mariano
Moreno". Pero no se detendría
por unas cuantas décadas, en las que el
ferrocarril fue un factor influyente en la misma.
Por ejemplo, podemos citar en el nivel primario
la creación de las escuelas Nº
532 (1928), Nº 688 (1930), Nº 1070 (1956),
Nº 1025 (1952) y Nº 1135 (1958), en
tanto que en el ciclo medio por la Escuela de
Artes y Oficios (1946), la Escuela Fabrica Nº
15 (1947), la Escuela Profesional para Mujeres
Nº 73 (1949), la Escuela Profesional Nocturna
Nº 17 (1952), el Colegio Nacional (1953),
y el Instituto
Doña Manuela Funes de Cullen (1960).
En el área educativa puede reconocer,
a lo largo de su evolución y tomando como
referencia al año 1945, distintos momentos
en los que actuó orientando las salidas
laborales de un establecimiento escolar, facilitando
un local para el desarrollo de las actividades
áulicas, o bien, proporcionándoles
el marco adecuado para que los alumnos efectuaran
las prácticas inherentes a la especialidad
elegida. En la fecha indicada se crea la Escuela
de Artes y Oficios que incluía en su plan
de estudios cursos de mecánica, torneria,
electricidad y carpintería que, junto con
otros, estaban orientados a facilitar el ingreso
al taller de los futuros egresados.
En 1946, surge una segunda casa de estudio que,
con la denominación de Escuela
Nacional de Aprendizaje Nº 15, encuentra
en las autoridades ferroviarias el apoyo necesario
para el desarrollo de sus actividades, al facilitarles
éstas una dependencia dentro de los talleres.
Tiempo después, fusionados ambos establecimientos
bajo el nombre de Escuela Nacional de
Educación Técnica Nº 1 Hernandarias
de Saavedra (Hoy EET Nº 458), facilitarían
su estructura para poner en marcha lo que se dio
en llamar el "Sistema Dual".
Para ello firmó, en 1984, un convenio
con el ex Consejo Nacional de Educación
Técnica con la finalidad de: brindar a
los educandos la complementación de su
formación teórica con la práctica
en la empresa; favorecer la integración
del adolescente al grupo social-laboral; coadyuvar
en la solución del problema de la actualización
y modernización permanente que debe tener
una escuela técnica y contribuir, con el
pago de una suma mensual, a paliar la situación
económica de hogares de menores recursos
a los que pertenecían algunos de ellos.
El mismo tuvo vigencia hasta 1992 y los beneficiados
debían tener una edad mínima de
16 años y cursado el Ciclo Básico,
trabajando en el taller 8 horas diarias y 3 veces
por semana.
Durante su aplicación egresaron un total
de 111 alumnos, la mayor parte de los cuales fueron
incorporados, en su carácter de Auxiliar
Técnico o de Técnico Mecánico,
por la misma empresa que colaboro en su capacitación,
en tanto que otros fueron empleados por establecimientos
fabriles con sede en ciudades como Rafaela, Esperanza
y San Nicolás, entre otras.